Hater: neofascismo, odio y perversión

Asentada en el complicado momento histórico y social que vivía Polonia (y toda Europa) en la era pre-covid19, el realizador polaco Jan Komasa y el guionista Mateusz Pacewicz construyen un complejo entramado de ficción en torno a dos ejes paralelos: el desamor y el infortunio que persigue a Tomasz, un joven sin escrúpulos (Maciej Musialowski) rechazado por su prima Gabi (Vanessa Alekxander); y sus maquiavélicas intenciones, entre el sinsentido y el cinismo político, aprovechando sus habilidades en las redes sociales y sus supuestos atractivos para la manipulación de las personas. No hay un objetivo confesable en el entramado que monta Tomasz, basado en un clásico doble juego de quien parece entender la vida como un simple videojuego, donde las identidades quedan oscurecidas por sus roles, sin por ello poder gobernar sus bajos instintos, sus pasiones, y unas emociones que rara vez afloran sino desde la perspectiva de un juego de venganzas y un momento sociopolítico que se debate entre el poder creciente de la ultraderecha y los intentos de controlar cualquier atisbo de oposición desde posiciones liberales, sin ningún escrúpulo hacia las reglas de la democracia, pero manteniendo el orden social como un juego de apariencias cínicamente “correcto”. Un escenario nada distópico, con el look más postmoderno de la  Varsovia de nuestros días, sin ningún vestigio de aquella vieja ciudad arrasada por los nazis y el comunismo.

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