Incluir en la película numerosas escenas de tipo costumbrista, que son complementarias a la trama argumental, se convierte en lo más esencial de este film (“Al meter todo eso sabía que la película se haría más larga, pero era importante hacerlo”). Pero como también es habitual en Scorsese, el veterano cineasta maneja con soltura los antídotos contra el veneno del metraje largo: un gran reparto, junto a sus cómplices infalibles Robert de Niro y Leo di Caprio, un sólido guion coescrito con Eric Roth (basado en un relato literario de David Graan), la fotografía y todos los medios necesarios para una superproducción que está a la altura de los grandes títulos recientes con gran repercusión comercial (El aviador, Shutter Island, Infiltrados, La invención de Hugo, El Lobo de Wall Street, Silencio, El irlandés…)