Afortunadamente hay despedidas que nunca llegan. Y no se echan en falta, en un cineasta tan sólido y en plena forma como el veterano Clint Eastwood. En este drama de intriga, con el doble aliciente de una película que se sitúa entre diversos géneros, el thriller, las historias de juicios y abogados y, muy singularmente, el de los dilemas morales. En “Jurado nº 2” estos se duplican y entrelazan como historias paralelas “condenadas a entenderse”: la del jurado protagonista del propio acto delictivo por el que otro hombre va a ser condenado; y la de la fiscal que acusa al inocente, presa de su ambición política, que ve como sus valores morales se van desmoronando sometidas al juicio de su propia conciencia. Desde el comienzo la película va desvelando las herramientas propias del género, pocas veces utilizadas con tanta mesura y capacidad para ir renovando el interés de la historia, que nunca decae sino que va cobrando tensión, pese a todos los elementos predecibles que se van confirmando en el recorrido. Esta es la magia de Clint Eatswood, que no precisa ser original para nunca dejar de sorprender por su aplomo en este complicado arte de contar historias en la pantalla, con personajes bien elaborados y actores que encajan a la perfección en sus arquetipos para singularizarlos. Siempre mención aparte para otra incombustible: Toni Collette, como de costumbre, magistral.
Federico García Serrano