Hay un dato revelador sobre esta colosal película: su guion se reduce a poco más de setenta páginas. La Historia con mayúsculas se sabe de antemano, el despliegue visual y tecnológico es el previsible en una gran superproducción y un maestro del cine espectáculo como es Christopher Nolan; por tanto, lo más innovador es precisamente la subjetivación del film que se estructura en tres historias, de cronologías diversas pero contadas a través de un montaje simultáneo y confluyente. Para el caso, las palabras apenas ocupan espacio, son pocas las cosas que hay que decir o escuchar pues toda la fuerza se deriva del impacto visual, emocional y aterrador de una encarnizada batalla vivida desde dentro, con las expectativas de un thriller, en donde la épica se sustituye por el simple y perentorio instinto de supervivencia.